Me sigue sorprendiendo leer noticias sobre los peligros del juego online. No sé si es solo manipulación o se une al miedo innato del ser humano ante los cambios, pero a veces, leer ciertas cosas me dejan algo perpleja. Porque claro, quien no conoce el tema que está leyendo y tampoco se molesta demasiado en informarse (mayoría de la población, para qué vamos a engañarnos), se cree a pies juntillas lo que lee y no se lleva a la hoguera a las páginas de juego online porque ya no está la Santa Inquisición y los derechos humanos no lo permiten, que si no, allí estarían.
Ayer domingo, a través de la cuenta de Twitter de Borja Adsuara (cuenta que recomiendo), leí una noticia de “El mundo” sobre el juego online que podéis leer aquí. Ya empieza interesante comparando contenidos televisivos de póker online con los adivinos, que eso sí que es una estafa y podría dedicarle su próximo artículo. Han subido desde 2005 los casos de ludopatía online, dice. Claro. Como que ha habido un boom. También los accidentes de tráfico aumentaron de cuando se iba en carromato a cuando cualquier ciudadano medio pudo acceder a un coche.
No pude evitar comentar ciertas cosas con él en referencia a la noticia, porque la hipocresía de los artículos es tal, que al final tanto acceso a internet para informarse yo no sé si está creando el mismo número de gente informada que de borregos.
Como ya he comentado en otras entradas, ni soy experta en ludopatía ni me gustan los juegos de azar. Más bien no comprendo que diviertan, porque a mi no, y tampoco me gusta apostar. Simplemente me gusta jugar al póker. Pero, ¿y qué? ¿Si no me gusta beber vino tengo que castigar toda libertad sobre el que quiera beberlo por el mero hecho de que haya alcohólicos? ¿Y es que acaso prohibirlo evita que los haya? ¿Han hecho una campaña contra los moñi-gin-tonics de moda porque estén incitando la adicción al alcohol?
Resulta que hemos llegado al extremo de que hasta Nadal anuncia el juego, dice la noticia. En primer lugar, anuncia póker, juego de habilidad, juego estratégico, matemático y psicológico del que ya se habla en universidades y en empresas. Y en segundo, ¿Cuál es el problema? Las personas son libres para divertirse del modo que quieran, siempre que no interfiera en la libertad de otra persona o en la de ellas mismas (motivo por el que por ejemplo no opino lo mismo con ciertos temas de prostitución). Repito, no me gusta jugar, no me gusta ver a la gente “tirando” el dinero en la ruleta donde sé que lo van a perder, no me gustan los ambientes de juego, qué le vamos a hacer, son mis gustos. Pero la mayoría de gente está ahí porque se divierte. Les gusta la sensación de apostar, supongo que como al que le gusta ver películas de miedo.
Varias de las respuestas que me dio Adsuara me parecieron interesantes.
@LauraRekoppokeR claro que la ludopatía es la excepción y no la regla, pero eso no quiere decir que no sea un problema a tratar. @elmundoes
— Borja Adsuara (@adsuara) noviembre 2, 2014
@LauraRekoppokeR en cualquier adicción, el problema suele ser previo, otra cosa es el medio por el que se encauza éste, físico o electrónico — Borja Adsuara (@adsuara) noviembre 2, 2014
Me parecen buenas apreciaciones, la ludopatía es la excepción, no la regla, y en cualquier adicción el problema suele ser previo, otra cosa es el medio en el que prolifere. «Se sabe cuáles son los elementos que influyen en el juego patológico, de manera que sólo hace falta voluntad política para llevarlos a cabo», cita el artículo. Pero, ¿esas propuestas (que parecen ser tan secretas) serán respetando la libertad de los demás?
Pues a eso voy. Quiero que ayuden a los ludópatas. Quiero que ayuden a los alcohólicos. Quiero que ayuden a los drogadictos. Quiero que ayuden a los cleptómanos. Quiero que ayuden a cualquiera que tenga un problema o adicción. Pero el problema no es que haya juego, alcohol, droga, o tiendas. ¿O es que van a dejar de existir? ¿No es mejor buscar una solución real al problema? ¿Es que acaso es mejor cuando no se permiten y entonces se hacen ilegalmente? ¿La ley seca por ejemplo? Tampoco me gusta ver a chavales cayéndose por las esquinas el fin de semana de la tajada que llevan.
Se limitan depósitos, niveles que se pueden jugar. Solo falta que nos digan cuánto pan podemos comprar al día. Que, oye, también hay desórdenes alimenticios. Y cuánto deporte podemos hacer semanalmente, o número de relaciones sexuales que podemos mantener. Demasiadas adicciones hay y demasiada preocupación por el juego online, me parece a mi.
En unos días publico la segunda parte, que me está quedando bastante largo…